Hablemos de dinero
Andrea G
Moisés Naím / El País
¿Cuánto sabe usted de dinero? Veamos. Por favor conteste las siguientes tres preguntas.
1) Suponga que tiene 100 euros en una cuenta de ahorros en su banco y que la tasa de interés que gana en esa cuenta es el 2% al año. ¿Qué monto tendrá en esa cuenta después de 5 años, suponiendo que nunca retira fondos? A) más de 102 euros B) exactamente 102 euros C) menos de 102 euros D) No sé / No contesto.
2) Suponga que la tasa de interés que ganan sus ahorros es el 1% al año y que la tasa anual de inflación es del 2%. Después de un año usted podrá comprar A) más de lo que podría comprar hoy con esos ahorros; B) exactamente lo mismo; C) menos D) No sé / No contesto.
3) Comprar acciones de una sola empresa suele ofrecer rendimientos más seguros que comprar acciones de un fondo que invierte en diferentes empresas. ¿Cree usted que esta afirmación es cierta o falsa? No sé / No contesto.
Las respuestas correctas son 1-A, 2-C y 3-Falsa.
¿Cómo le fue? En Rusia, el 96% de los encuestados no pudo contestar correctamente las tres preguntas. En Estados Unidos, la meca del capitalismo, solo el 30% las respondió todas bien. Quienes mejor respondieron fueron los alemanes (53% contestaron las tres correctamente) y los suizos (50%). Así, aun en los países con los mejores resultados, a la mitad o más de la población no le va bien en este examen. Peor aún, 75% de los italianos, 79% de suecos, 69% de franceses y 73% de los japoneses no supo contestar correctamente las tres preguntas.
Estos y otros datos sobre la precariedad del conocimiento financiero a nivel mundial fueron presentados por las economistas Annamaria Lusardi y Olivia Mitchell. Este estudio es alarmante porque muestra que la generalizada ignorancia financiera coexiste con un mundo donde cada vez es más necesario que la gente sepa manejar su dinero. La proliferación de tarjetas de crédito, la popularización de hipotecas, créditos estudiantiles y préstamos al consumidor para la compra de autos y aparatos domésticos; la facilidad con la cual los pequeños inversores pueden comprar acciones en las Bolsas de valores o la expansión de los fondos de pensiones son solo algunas de las realidades que hacen que el analfabetismo financiero resulte cada vez más peligroso.
Aún más importante es el hecho de que, en los países menos desarrollados, la clase media es ahora más numerosa que nunca. La mejor situación económica de esta nueva clase media estará en peligro en la medida en que sus integrantes no sepan administrar sus gastos, proteger sus ahorros o rechazar las tentadoras propuestas de inversión que conllevan riesgos catastróficos. En los países más desarrollados afectados por la crisis financiera la necesidad de gestionar mejor el dinero también se ha agudizado. Lusardi y Mitchell encontraron que las personas de menores niveles educativos mejoran en un 82% su situación económica una vez que obtienen más conocimientos sobre el manejo del dinero. A pesar de esto, el interés por aprender más sobre esto no es muy alto, ya que la mayoría de la gente se siente mucho más capaz en asuntos de dinero de lo que realmente es. Cuando se le preguntó a una muestra de estadounidenses que autocalificara sus conocimientos financieros del 1 (muy bajos) al 7 (muy altos), el 70% se calificaron con un nivel superior a 4. Sin embargo, solo el 30% de ellos supo contestar las preguntas correctamente. Lo mismo sucedió en Alemania y Holanda.
Las investigaciones también revelan que los mayores, las mujeres y los más pobres tienen los menores niveles de conocimiento financiero. Más aun, con la edad aumenta la confianza que tienen las personas en sus decisiones financieras y, por tanto, la brecha entre lo mucho que creen que saben y lo poco que realmente demuestran saber. Otra de las diferencias es que los hombres muestran mayores conocimientos financieros que las mujeres independientemente de la edad o el nivel educativo. Si bien el porcentaje de mujeres que no contesta correctamente a las preguntas es mayor al de los hombres, ellas son más propensas a contestar “no sé” que los hombres, un resultado que se repite por igual en todos los países. Esta mayor conciencia de sus limitaciones sugiere que las mujeres podrían estar más dispuestas que los hombres a participar en programas de educación financiera.
En todo caso, estas investigaciones confirman la urgente necesidad de luchar contra el analfabetismo financiero a nivel mundial. Es obvio que se deben ofrecer programas de educación financiera que sean prácticos y fácilmente asequibles a los millones de personas en todas partes del mundo cuya situación económica podría ser mucho mejor si supiesen cómo administrar mejor su dinero, por poco que este sea.