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La Revancha de los Poderosos o el poder político como enfermedad

Andrea G

Rafael Santos / Hoy

“La Revancha de los Poderosos”, al igual que su otro libro, “El Fin del Poder”, ya analizado en uno de los capítulos anteriores, son textos escritos precisamente para estudiar y entender el poder.

En ambos, su autor Moisés Naím, trata el  tema del poder político y sus limitaciones, sus riesgos y bonanzas, pero sobre todo, y es lo más importante, uno y otro sirven como puerta de entrada para que quienes busquen escalar el mismo, puedan tener conciencia de lo que realmente es el poder político y sus derivaciones.

En el presente libro, casi al inicio, en la página 13, Naim nos advierte sobre el peligro que en la actualidad y como componente político enfrenta la democracia, aduciendo, que “La respuesta es el poder, en una nueva forma y maligna”, pues, según el reputado intelectual y comunicador nacionalizado estadounidenses, es debido a todos los avatares y la falta de un mayor y mejor grado de conciencia de quienes ejercen el poder mismo, que “La supervivencia de la libertad no está garantizada”, página 15.

Durante el trayecto de las 369 páginas, este notable pensador analiza el poder bajo el título del presente libro, tomando como referencia de estudio, las llamadas “tres pes”, es decir: El Populismo, La Polarización, y La Posverdad, palabras estas que las utiliza para designar a quienes dentro del contexto político buscan el poder, abusan del poder y terminan, como es lógico, desterrados del poder.

“Los autócratas 3P son dirigentes políticos que llegan al poder mediante unas elecciones razonablemente democráticas y luego proponen desmantelar los contrapesos a su poder ejecutivo mediante el populismo, la polarización y la posverdad”, página 17

Más adelante, en el mismo párrafo señala Naím, que estos y como jugada para afianzarse o enfermo por lograr el poder, muchas veces “ocultan su plan autocrático detrás de un muro de secretismo, confusión burocrática, subterfugios seudoloegales, manipulación de opinión pública y represión de los críticos y adversarios”.

En nuestros países latinoamericanos, que es el caso que mayormente nos ocupa a la luz del presente análisis, en donde los llamados líderes políticos y debido a la falta de una mejor y mayor orientación sustentada en la educación política; en la mayoría de las veces y por no saber enfrentarse o manejar ciertos niveles de popularidad que el momento mismo les ofrece, estos casi siempre terminan cayendo en lo que es el populismo, que a fin de cuenta es una de las más aberrantes de las debilidades que en su interior tienen quienes luego de ya haber obtenido el poder enfrentan.

Una de las principales características enumerada por este pensador, es precisamente cuando destaca, que “Los líderes populistas aseguran encarnar la voluntad popular y defienden su causa contra la élite corrupta”, página 18, discurso este que es más bien y desde nuestra óptica politológica, una carnada que usan para llegar a la cima.

Sin embargo, una vez en la misma, (es decir la cima) y a sabiendas que “para afianzarse en el poder deben desmantelar los controles que se lo impiden, ya sea la limitación de mandatos, la independencia de la fiscalía, la prensa libre, o la independencia de los tribunales”, página 32, muchos se convierten, primero en dictadores de sus propias pasiones, y después, en genuinos mensajeros de lo que es la anti política.

“La primera obligación de los líderes que aspiran a ejercer un poder político ilimitado es someter las instituciones del Estado a su voluntad”, pues muy a pesar de tomarse las debidas previsiones, los autócratas de las 3P, se las ingenian mediante el uso y el abuso del poder, para hacer sentir sus voluntades, aun a sabiendas de que “en las democracias actuales, las instituciones están concebidas precisamente para que no sea fácil doblegarla a los deseos de un individuo”, página 33.

Pues muy a pesar de lo anteriormente descrito, quienes aspiran o estén en el ejercicio del poder, deben de entender, que “Las limitaciones de mandatos están pensadas para impedir que un gobernante pueda permanecer en el cargo demasiado tiempo y acumule un poder excesivo”, página 41.

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Con sobrada razón, Moisés Naím, establece “que la democracia no está a salvo en ningún sitio, ni siquiera en el país que fue el primero en implantarla en la era moderna. Cuando se trata de conseguir el verdadero poder, la retórica de los políticos sobre sus compromisos con la democracia se convierte en papel mojado”, página 46, párrafo este que nos hace recordar a los dominicanos, aquel célebre discurso del expresidente Joaquín Balaguer, en donde estableció que “la constitución era un pedazo de papel”

“Quienes aspiran a convertirse en autócratas han convertido el poder del escepticismo en un motor clave de su proyecto político y han explotado una veta profunda de odio a la élite de expertos para protegerse ante cualquier examen, con los que han convertido el conocimiento casi en una medalla de la que avergonzarse”, página 125.

Ahora bien, y estos es justo decirlo, tal vez como una manera de freno ante las apetencias de los enfermos por el control político desde el poder del Estado, y es, que “A pesar de estas diferencias, la conclusión esencial es la misma: cuando una masa crítica de miembros de una sociedad ve frustradas las expectativas sobre su vida, pronto se crean las condiciones necesarias para que una crisis estalle”, página 132.

Una situación muy lamentable, y esto ya lo decíamos en uno de nuestros análisis-críticos-reflexivos pasado, es, que además de la grave crisis por la que atraviesa la democracia en casi todo el mundo, debido a lo mejor por la falta de madurez y sobre todo de la misma falta de educación política, aquellos que se hacen llamar líderes, no tienen más visión que andar tras la búsqueda del poder, muchas veces a como dé lugar, no importando las barreras que estos tengan que romper con tal de lograrlo.

Muchos de estos, una vez se encuentran en la cima del poder, se transforman, se enferman por el taconeo y el “respeto” de los militares y las innúmeras pleitesías que se les tributan, para pasar a convertirse en enemigo de esos postulados que antes defendieron con uña y diente: es decir la democracia.

“Sin embargo, cada vez resulta más claro, que la democracia no está en su mejor momento. En lugar de llegar a complicados acuerdos, pero factibles, se encuentran atrapadas en un bloqueo permanente. Los acuerdos cuando se consiguen, son a veces tan mínimos que dejan a todas las partes furiosas y asqueadas” página 178.

Otros de los elementos muy socorrido durante el trayecto de lectura del presente libro, es lo concerniente a la anti política dentro del contexto del populismo, la cual se define según el portal digital gizapedia.org/antipolitica-definicion, como “un término más bien peyorativo, que subrayaría el carácter antidemocrático de dicha actitud, al configurarse en contra de la política entendida como esfera y método de diálogo y negociación y por tanto como algo inherente a la democracia”.

Finalmente, es preciso apuntar como colofón, que dentro del texto, se analizan otros temas que por razones de espacio y prudencia no vamos a tocar, pero que tienen tanto o igual valor como los ya expuestos en los presentes párrafos.

Entre esos temas que invito a los lectores a buscar el libro y escudriñarlos, analizarlos, interiorizarlo, pero sobre todo, tenerlos como esquema para un mejor y mayor entendimiento sobre lo que encara el poder político con sus diversas debilidades, están, precisamente los conceptos anti políticos y corrupción.

También la relación existente entre mafia y el estado, todos estos, con sobrados y muy suculentos ejemplos de políticos que ante nuestros ojos hasta los hacemos creer que son líderes, pero que la práctica real, no son más que logreros y aventureros que buscan del poder para beneficiarse tanto ellos como su séquito.