Cae el euro, sube Europa
Andrea G
Moisés Naím / El País
Los dos precios más importantes del mundo acaban de bajar mucho, muy rápido y de manera completamente inesperada. En julio de 2014, un barril de petróleo costaba 114 dólares. Ahora cuesta 57. Un euro costaba 1,36 dólares y ahora cuesta 1,04. En el último año, el euro se ha devaluado un 23% con respecto al dólar estadounidense y un 19% con respecto a la media de las otras 10 monedas más importantes.
El consenso entre los especialistas es que, dentro de poco, un euro valdrá un dólar y que seguirá cayendo. Las consecuencias del desplome del precio del petróleo son conocidas. Las de la devaluación de la moneda europea, no tanto. Y son igual de importantes. Tanto el precio de la energía como el del euro, la segunda divisa más usada en el mundo, influyen sobre los precios de casi todos los demás productos que usted consume: del dentífrico a los coches o el tomate.
Antes de discutir por qué cayó el euro, y qué consecuencias tendrá, es útil despejar una idea zombi sobre el valor de las monedas (Agnes Quisumbing llama ideas zombis a aquellas que, a pesar de ser erradas, no mueren). No es cierto que la devaluación de una moneda necesariamente debilite a un país. En algunos casos, fortalece su economía. La disminución del valor del euro respecto al dólar hace que una botella de vino español, un avión francés o un coche italiano ahora cuesten menos en el resto del mundo. Esto, a su vez, estimula las ventas de estos productos y aumenta las exportaciones europeas lo cual, obviamente, es bueno para el empleo y la economía en general.
Por otro lado, la devaluación del euro encarece los productos de fuera de la eurozona —un iPhone, maquinarias industriales o vacaciones en Disneyworld, por ejemplo—. Afortunadamente para Europa, este impacto sobre los precios de los productos importados ocurre cuando la amenaza para el continente no es la inflación, sino todo lo contrario, la deflación (en 2014, los precios en Europa bajaron 0,02%).
Esta enfermedad de la economía consiste en la persistente caída de los precios, debido a la falta de suficiente demanda, y conduce a un estancamiento crónico, como el que ha aquejado a Japón durante décadas. La devaluación de la moneda es un buen antídoto contra la deflación.
Claro que no todas las devaluaciones son positivas. Cuando la moneda pierde valor con respecto a otras como resultado de la masiva fuga de capitales, producida por la desconfianza generalizada en la economía del país, la devaluación es, obviamente, muy dañina. O cuando contribuye a disparar la inflación y a detener la inversión y el crecimiento. Todo esto, por ejemplo, es lo que está pasando en Rusia o en Venezuela, dos de los países más afectados por la drástica caída de los precios del petróleo y otros problemas.
¿Por qué cae el valor del euro ahora? La razón principal es que el Banco Central Europeo está inyectando liquidez monetaria para estimular la inversión y el consumo, mientras que su homólogo de EE UU, la Reserva Federal, está recogiendo velas. El banco central estadounidense ha insinuado que quizás suba los tipos de interés. Con ello busca contrarrestar las presiones inflacionarias que generan una economía que está creciendo y una tasa de desempleo que se acerca al límite después del cual la escasez de trabajadores provoca aumentos de precios.
Nada se mueve más rápido que el dinero. Ante esta nueva situación económica (y de hecho, anticipándose a ella) los inversionistas mudaron su dinero masivamente de EE UU a Europa. En lo que va de año, 35.600 millones de dólares entraron a los fondos de inversión europeos (una cifra récord) mientras que 33.600 millones salieron de sus rivales estadounidenses. Desde enero, las bolsas europeas han superado en las americanas tanto en aumentos del precio de las acciones que cotizan como en el volumen de los flujos de fondos que reciben.
Estos movimientos reflejan la expectativa de que las grandes empresas exportadoras de EE UU van a ver menguados sus ingresos y ganancias y, por lo tanto, el valor de sus acciones debido al “dólar duro” que encarece su producto en el exterior. Según una encuesta de la revista Duke/CFO, dos tercios de las empresas exportadoras estadounidenses señalan que el aumento del valor del dólar ya les ha perjudicado.
Pero hay otro factor que va a tener un enorme impacto. Desde hace varios años, las empresas estadounidenses no financieras han venido acumulando gigantescas cantidades de dinero en caja. Ese dinero está disponible para comprar otras empresas. Y, ahora, el euro más barato hace que las empresas europeas también sean más baratas para quienes estén llenos de dólares. Viene una ola de adquisiciones de grandes empresas europeas.
Estos son solo algunos de los efectos de la devaluación del euro. Hay muchos más. Pero, en resumen, ¿es la devaluación del euro buena para Europa? Sí.