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En 2018 se cumplieron 60 años de la emisión por la cadena estadounidense de televisión CBS de un episodio de la serie de wésterns llamada Trackdown o Rastreando.‘El fin del mundo’ es el título del episodio de esa serie que cuenta la historia de un charlatán que llega a un típico pueblo del lejano Oeste y convoca a la población a que acuda a oír la urgente noticia que les trae.
En estos días las compras de grandes empresas son impulsadas por el deseo de aprovechar nuestro apetito por estar siempre “conectados” y por la manera como consumimos entretenimiento e información
Esta semana se ha producido la más profunda transformación en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en décadas. Lo anunciaron simultáneamente los presidentes Barack Obama y Raúl Castro. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué este cambio histórico —en una política que lleva vigente más de medio siglo— no se produjo hace tres años, o hace cinco, o por qué no ha esperado otros cinco años más?
Está en marcha una revolucionaria redistribución mundial del ingreso. Solo en los últimos seis meses, los precios del petróleo han caído un 40%. Esto significa una transferencia equivalente al 2% del tamaño de la economía mundial de los productores a los consumidores cada año.
Es probable que, donde usted vive, la temperatura, la nubosidad y la precipitación de mañana sean similares a las de hoy. Esta es una antigua fórmula para pronosticar el tiempo que los meteorólogos llaman la regla de la persistencia. Obviamente, no siempre funciona.
Fue muy fácil no darse cuenta de que ese día había ocurrido un milagro. El milagro hizo que en los siguientes diez años mejorase la vida de cientos de millones de pobres en todo el planeta. El 8 de septiembre de 2000, 189 jefes de Estado firmaron en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York una serie de promesas que llamaron la Declaración del Milenio. Prometieron reducir la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil, la discriminación contra las mujeres y otros loables objetivos. Con razón, la gran mayoría de quienes se enteraron de esta declaración tomó nota y bostezó.
Silvio Berlusconi está fuera y Angela Merkel fue reelecta. Fallecieron Nelson Mandela y Hugo Chávez. Fidel Castro, no. La gente protestó en las calles de Kiev y Bangkok, El Cairo y São Paulo. Teherán se sentó a negociar con Estados Unidos por primera vez en 34 años. China eligió a un nuevo líder y encarceló a otro. El aprendiz de tirano en Pyongyang ejecutó a su tío. Por primera vez en 700 años un Papa renuncia y lo reemplaza un latinoamericano que nos entusiasma a todos. Algunas de las cosas que fueron noticia este año no son demasiado importantes para el mundo. Otras sí. Es imposible incluirlas todas aquí. Pero estos son cinco cambios que me parecen muy trascendentes.
El principal tema político del 2012 será la desigualdad económica. Este pronóstico es aún más relevante cuando se toma en cuenta que este año habrá elecciones y cambios de liderazgo en países que concentran el 50% de la economía mundial. En todos ellos, las protestas contra la desigualdad y las promesas de reducirla agudizarán un ya muy encendido debate global.
Esta es mi última columna de este año y se presta, por lo tanto, a repasar lo más importante de 2011. No voy a hacer un recuento de noticias sino, más bien, identificar cinco ideas para las cuales este fue un mal año.
Hosni Mubarak tiene 81 años y ha sido presidente de Egipto desde 1981. Fidel Castro ha cumplido 85 y durante medio siglo ejerció el poder supremo de Cuba. A sus 83 años, el rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, es el jefe de Estado más longevo: comenzó en 1946. Abdalá ibn Abdulaziz, el rey de Arabia Saudí, ya sobrepasa los 86 años. El "Líder Supremo" que también se hace llamar "El Querido Líder", "Nuestro Padre", "El General" y "Generalísimo" va a cumplir 70 años y es, en realidad, el cruel tirano de Corea del Norte: Kim Jong-il.
2010 quedará en la memoria como el año más trágico en la historia de Haití. También será el año en que más dinero llegará a ese país. Es imposible ver las imágenes que nos llegan y no sentir una inmensa necesidad de ayudar. Millones de personas en todo el mundo así lo están haciendo, al igual que sus gobiernos. Si bien estas reacciones son normales —recordemos la masiva respuesta al tsunami en el océano Índico— en este caso la ayuda se ha visto aún más potenciada por las nuevas tecnologías.
Repasar algunas de las más flagrantes hipocresías de los poderosos del mundo es aleccionador. Revela tendencias globales, las contradicciones de moda y las vulnerabilidades de las élites. Es por esto por lo que decidí ofrecerles mi muy personal y subjetiva lista de algunos de los grandes hipócritas de 2009.
"Barack Obama no le ganará una sola elección primaria a Hillary Clinton" pronosticó Bill Kristol, un influyente editorialista de TheNew York Times. "Bear Stearns está bien. No saquen su dinero de allí. Sería una tontería". Esto aconsejó a sus millones de telespectadores Jim Cramer, el comentarista financiero del canal CNBC seis días antes del colapso de esa empresa. "Mares tranquilos: las rutas marítimas del mundo son seguras". Fue el título del artículo en la revista Foreign Affairs escrito por Dennis Blair y Kenneth Lieberthal. En este artículo también aseguraban que "los petroleros son mucho menos vulnerables de lo que comúnmente se cree". Poco después una banda de piratas somalíes a bordo de botes inflables capturó uno de los superpetroleros más grandes del mundo. Aún no lo han devuelto. Es posible que Dennis Blair, uno de los autores del artículo, sea el próximo jefe de la CIA.
A continuación les ofrezco mi lista, corta, incompleta y arbitraria, de las sorpresas de 2007. Además de la sorpresa, el otro criterio que consideré para hacer la lista es que el impacto de los hechos que señalo se va a sentir más allá del lugar donde ocurrieron y también después de 2007.
En 1970, el mundo sufrió 78 grandes desastres naturales, que afectaron a cerca de 80 millones de personas y generaron daños materiales por más de 10.000 millones de dólares. En 2004, la cifra llegó a 384 catástrofes naturales, que se cobraron 200 millones de víctimas. Su coste económico se multiplicó por cinco, elevándose a 50.000 millones de dólares. Las cifras definitivas de 2005 serán aún peores.
En el 2003, América Latina tuvo otro año normal: el crecimiento económico fue bajo; la inestabilidad, alta; la pobreza, generalizada; la desigualdad, profunda, y la política, feroz. En otras palabras, nada nuevo. De hecho, para el 44% de la población de la región (unos 227 millones de personas) que viven en la pobreza, "nada nuevo" equivale a "terrible".