Columna
Moisés Naím
El futuro de Venezuela será determinado por líderes políticos estadounidenses y por los grupos de presión que operan en Washington. Aunque Donald Trump aún no ha formulado su política con respecto a Venezuela, los muchos e importantes intereses estadounidenses en juego lo obligarán a definir sus objetivos. Las vastas reservas de petróleo de Venezuela, la acelerada ascendencia del narcotráfico y el crimen organizado, el brutal ataque contra la democracia y los derechos humanos (que ha resultado en fuertes sanciones estadounidenses), el éxodo histórico de millones de venezolanos; y la creciente influencia de China en la región son algunos de los retos que deben enfrentar Trump y su equipo.
Venezuela’s future will be largely shaped by US policymakers and lobbyists over the next year. Although Donald Trump’s administration has yet to formulate a unified position on the country, it will probably do so sooner rather than later, given the many important US interests at stake. These include Venezuela’s vast oil reserves and high prevalence of drug trafficking and organized crime; its government’s assault on democracy and human rights (which has resulted in heavy US sanctions); the historic exodus of millions of Venezuelans; and China’s growing influence in the region.