Las tres “Pes”
Pablo Ayala Enríquez / Milenio
Ayer concluyó la reunión anual de consejeros del Tec de Monterrey. Como es tradición, se convocó a una serie de expertos para que hablaran sobre el estado de cosas en el mundo. Aunque todos aportaron lo suyo, en esta ocasión solo quisiera destacar la participación de Moisés Naím, editorialista, editor y politólogo venezolano que en 2011 ganó el premio Ortega y Gasset, máximo galardón al periodismo en España.
Entre los Riesgos y oportunidades a futuro: contexto geopolítico (título que sirvió de nombre a su conferencia), Naím afirmó que el de ahora es un tiempo socialmente convulso, provocado por tres Pes: Populismo, Polarización y Postverdad.
Con relación al populismo señaló que este oscila pendularmente de izquierda a derecha, teniendo a Maduro y Trump como sus más (in)dignos representantes. En sus respectivos contextos, la promoción de algunas políticas públicas contribuyó a la polarización de los bandos, sin dar lugar a las medias tintas: o estás a favor o estás en contra; eres amigo o enemigo; impulsor o detractor.
Por ejemplo, no es posible defender los planteamientos de Maduro y estar a favor del libre mercado o, por el contrario, defender dicho mecanismo y pretender que exista un derecho inalienable, universal y gratuito a la salud o la educación. La tercera “Pe” tiene que ver con la postverdad, el mecanismo del que se han valido muchos políticos para hacernos creer que la verdad no tiene ningún asidero objetivo.
Cuando las tres “Pes” se encuentran, entrelazan y cuecen a fuego lento, dan como resultado un fenómeno político que hay que tratar con pinzas: el continuismo.
Extrapolar el análisis a México es fácil: en sus poco más de 70 años como gobierno, el PRI se valió de políticas populistas que polarizaron la opinión e identidad de los sectores que recibían los beneficios de sus políticas, enmascarando verdades con el velo del beneficio. La verdad era la del partido, del dirigente, la-del-señor-Presidente.
Visto a la distancia, hoy las cosas no han cambiado mucho y, muy particularmente en la actitud ciudadana, el único contrapeso que podría desactivar los despropósitos de una forma perversa y ramplona de hacer política.
En lo personal, no son pocas las cuestiones en las que difiero de Naím, sin embargo, en esta estoy completamente de acuerdo: donde florece el populismo, la polarización y la postverdad es en países donde suman más sus habitantes que sus ciudadanos.
De cómo reanimarlos, luego hablamos…