Moisés Naím

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El James Bond de Teherán

Moisés Naím / El País

Se llama Mansur Arbabsiar, su apodo es Caracortada, y algunos de sus amigos en Tejas, donde ha vivido 30 años, lo llaman Jack. Es uno de los James Bond de Irán. Si Jack es el agente 007 de Teherán, entonces Gholam Shakuri podría ser el agente 006. Shakuri pertenece a las Fuerzas de Al Quds, un grupo especial de la Guardia Revolucionaria iraní. Y Abdul Reza Shahlai quizás sea el equivalente a Miss Moneypenny, que en las películas de Bond era la secretaria de M., el jefe de todos los espías.

El Gobierno de EE UU dice que Jack fue contactado por Shahlai, primo suyo y alto cargo en la Fuerza Al Quds. Tenían un brillante plan: matar al embajador de Arabia Saudí en EE UU. Decidieron, además, que la mejor manera de hacerlo sería poniendo una bomba en un restaurante. No dejaron de considerar el hecho de que volar en pedazos un popular restaurante de Washington también mataría a muchos inocentes. ¿La opinión de Jack? "No es gran cosa".

Pero las buenas ideas de Jack, Gholam y Abdul Reza no pararon allí. Decidieron, por ejemplo, subcontratar el servicio, es decir el asesinato, a Los Zetas, el cartel de narcotraficantes mexicano. Una vez que la idea se aprobó en Teherán y el dinero comenzó a llegar desde un banco de ese país, el James Bond iraní entró en acción. Buscó y encontró a un mexicano dispuesto a venderles sus servicios, acordaron el precio (1,5 millones de dólares), aprobaron el modus operandi (bomba), el calendario (tan pronto se pudiera) y posibles negocios futuros (volar embajadas en Washington y Buenos Aires, donde Irán ya tiene experiencia previa en esas actividades). El pequeño problema que se les presentó a los Bond de Teherán es que el mexicano "proveedor de servicios" también tenía otros clientes: por ejemplo, el Gobierno de EE UU. Más específicamente la DEA (la agencia antidroga) y el FBI.

Así, Jack fue capturado. El cómo y el porqué fue detenido lo cuenta el FBI en un detallado documento de 21 páginas que le presenta a un juez de Nueva York y que todos podemos leer en la red.

Para algunos, esta acusación no es sino otro truco del mismo país que mintió para invadir Irak. Es otro gran engaño, dicen. Esto opina el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei. Para él, esto se debe a que el movimiento Occupy Wall Street (Ocupa Wall Street) está a punto de acabar con la Casa Blanca y el capitalismo. "El inmisericorde Gobierno americano tratará de reprimir al movimiento pero no lo podrá detener. Seguirán creciendo y derrocarán al sistema capitalista y a Occidente", dijo. El ayatolá está angustiado por la ferocidad represiva de los policías de Nueva York: "Están tratando a los manifestantes con mano dura y de una manera que no hemos visto ni siquiera en países subdesarrollados con regímenes dictatoriales". (Me pregunto: ¿en quién estará pensado?)

Para el líder supremo iraní la explicación es obvia: Obama necesita distraer al mundo del inminente hundimiento americano. ¿Y qué mejor distracción que acusar al régimen de los mulás, quienes nunca han recurrido a la violencia dentro o fuera de su país, de querer asesinar al embajador de Arabia Saudí?

¿Cuál es la verdad de todo esto? No lo sabremos por un tiempo. Pero sí hay varias cosas claras: 1) Cada vez que Washington ha inventado excusas para atacar a otro país, la trampa ha sido descubierta. Si esta es una nueva invención o una exageración infundada, el mundo lo sabrá más temprano que tarde. Obama sabe que sería una osadía suicida tratar de emular a George W. Bush.

Pero las buenas ideas de Jack, Gholam y Abdul Reza no pararon allí. Decidieron, por ejemplo, subcontratar el servicio, es decir el asesinato, a Los Zetas, el cartel de narcotraficantes mexicano. Una vez que la idea se aprobó en Teherán y el dinero comenzó a llegar desde un banco de ese país, el James Bond iraní entró en acción. Buscó y encontró a un mexicano dispuesto a venderles sus servicios, acordaron el precio (1,5 millones de dólares), aprobaron el modus operandi (bomba), el calendario (tan pronto se pudiera) y posibles negocios futuros (volar embajadas en Washington y Buenos Aires, donde Irán ya tiene experiencia previa en esas actividades). El pequeño problema que se les presentó a los Bond de Teherán es que el mexicano "proveedor de servicios" también tenía otros clientes: por ejemplo, el Gobierno de EE UU. Más específicamente la DEA (la agencia antidroga) y el FBI.

Así, Jack fue capturado. El cómo y el porqué fue detenido lo cuenta el FBI en un detallado documento de 21 páginas que le presenta a un juez de Nueva York y que todos podemos leer en la red.

Para algunos, esta acusación no es sino otro truco del mismo país que mintió para invadir Irak. Es otro gran engaño, dicen. Esto opina el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei. Para él, esto se debe a que el movimiento Occupy Wall Street (Ocupa Wall Street) está a punto de acabar con la Casa Blanca y el capitalismo. "El inmisericorde Gobierno americano tratará de reprimir al movimiento pero no lo podrá detener. Seguirán creciendo y derrocarán al sistema capitalista y a Occidente", dijo. El ayatolá está angustiado por la ferocidad represiva de los policías de Nueva York: "Están tratando a los manifestantes con mano dura y de una manera que no hemos visto ni siquiera en países subdesarrollados con regímenes dictatoriales". (Me pregunto: ¿en quién estará pensado?)

Para el líder supremo iraní la explicación es obvia: Obama necesita distraer al mundo del inminente hundimiento americano. ¿Y qué mejor distracción que acusar al régimen de los mulás, quienes nunca han recurrido a la violencia dentro o fuera de su país, de querer asesinar al embajador de Arabia Saudí?

¿Cuál es la verdad de todo esto? No lo sabremos por un tiempo. Pero sí hay varias cosas claras: 1) Cada vez que Washington ha inventado excusas para atacar a otro país, la trampa ha sido descubierta. Si esta es una nueva invención o una exageración infundada, el mundo lo sabrá más temprano que tarde. Obama sabe que sería una osadía suicida tratar de emular a George W. Bush.

2) Los conflictos entre Arabia Saudí e Irán por ganar influencia en Oriente Próximo han alcanzado niveles sin precedentes. 3) Hay una feroz batalla política entre Jamenei (quien controla las Fuerzas de Al Quds) y el presidente Ahmadineyad. 4) Las malas políticas económicas y las sanciones internacionales han afectado severamente a la economía iraní y esto exacerba la crisis política interna. 5) En períodos de turbulencia, los idiotas tienen más posibilidades de tomar decisiones importantes sin mucha supervisión. 6) Ocupa Wall Street no va a derrocar a Obama. Ni a Occidente.