Lecciones de piratas
Moisés Naím / El País
"Ahora no tengo tiempo para hablar", le dijo el pirata somalí al periodista de Reuters que le llamaba por teléfono satélite. "Es que estamos rodeados por barcos de guerra". En efecto, el destructor estadounidense USS Bainbridge, un monstruo de 9.000 toneladas y un precio de 800 millones de dólares, estaba al lado del pequeño bote salvavidas donde los piratas tenían al capitán Richard Phillips. Al fracasar en su intento de tomar el carguero Maersk Alabama los piratas se llevaron a su capitán. El objetivo era el mismo: cobrar un rescate. ¿Y por qué no? Capturar un barco y cobrar un rescate es el negocio más lucrativo de Somalia. En 2008, los piratas somalíes capturaron 42 embarcaciones y recibieron 150 millones de dólares en rescates. Dieciocho barcos y 270 tripulantes aún siguen en manos de los piratas.
Si bien la piratería es muy antigua, lo que está pasando en el mar frente a Somalia refleja cuatro fenómenos muy modernos. El primero es que en el mundo de hoy todos somos vecinos. El segundo, que la combinación de tecnología moderna con anarquía medieval y degradación ambiental crea graves riesgos para la seguridad internacional. Tercero: los piratas son un ejemplo más de la ineficacia de los ejércitos mejor equipados de la historia para neutralizar a pequeñas bandas de civiles armados. Cuarto: ningún país, por más poderoso que sea, puede enfrentarse a solas a los piratas u otras amenazas similares.
Las naciones fracasadas son peligrosas para todos: Somalia es el país más fracasado del mundo. Es miserable, ingobernable y remoto. Pero los problemas de Somalia no se quedan dentro de sus fronteras. Los somalíes que pueden, emigran; como sea. Al Qaeda ha encontrado allí una base ideal y su alianza con Al Shabab, un grupo islamista somalí, es una prioritaria preocupación para los servicios de espionaje estadounidenses y europeos. Los piratas son otro ejemplo de cómo la anarquía dentro de un país se desparrama más allá de sus fronteras. En estos tiempos de globalización ningún país es demasiado remoto o aislado. Sorpresa: Somalia tiene los mejores servicios de telecomunicaciones de África. Varias empresas privadas ofrecen un excelente servicio de telefonía móvil y cobran las tarifas más bajas del continente. Hay 724.000 teléfonos móviles y se puede obtener una línea fija en sólo tres días. Fracasado sí, pero también muy bien interconectado. Todos somos vecinos.
De pescadores a piratas. La anarquía política estimula la anarquía en el uso del medio ambiente. En Somalia la falta de Gobierno permitió la abusiva explotación de su mar por flotas pesqueras extranjeras armadas con modernas tecnologías de pesca de arrastre. Inevitablemente, esto llevó a los pescadores somalíes a perder su fuente de sustento. Los pescadores reaccionaron y se aliaron con las milicias locales para atacar en alta mar a los barcos pesqueros extranjeros con el fin de ahuyentarlos. Pronto descubrieron lo fácil que era abordarlos, llevarlos a Somalia y cobrar un rescate para devolverlos. De allí a atacar superpetroleros hubo un solo paso. La degradación ambiental será la fuente de muchos de los conflictos por venir.
Piratas, 1; resto del mundo, 0. Los piratas están enfrentados a la Armada más poderosa del planeta. Los buques de guerra de la OTAN y los de Rusia, China, Ucrania y Japón están a la caza de piratas. La fuerza aeronaval europea está compuesta por ocho fragatas y miles de efectivos de distintos países. El general David Petraeus, jefe del Comando Central de las Fuerzas Armadas estadounidenses, anunció que enviaría aún más fuerzas a enfrentarse a los piratas. Pocas horas después de ese anuncio los piratas capturaron un remolcador italiano. Las cosas no van bien para los militares modernos enfrentados a piratas en pequeñas lanchas con motores fuera de borda y armados con Kaláshnikov oxidados y lanzagranadas viejos. Los piratas somalíes tienen mucho en común con los talibanes y los insurrectos iraquíes: son un ejemplo más de que en el mundo de hoy a las superpotencias no les es fácil combatir con éxito a grupos pequeños de civiles pobres y mal equipados pero altamente motivados por dios o por el dinero.
El multilateralismo al rescate. La palabra multilateralismo suena tediosa y burocrática. Y las actividades multilaterales lo son. Pero ninguna de las amenazas globales que ejemplifican los piratas podrán ser enfrentadas con éxito si distintos países no logran trabajar juntos de manera eficaz. Sin multilateralismo no habrá manera de ayudar a los Estados fallidos a recuperarse, de combatir los abusos contra el medio ambiente o luchar eficazmente contra la piratería y el terrorismo. El multilateralismo es lento, engorroso y frustrante. También es indispensable.