Moisés Naím

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Les presento a Zhu Min

Moisés Naím / El País

Es muy probable que usted jamás haya oído hablar de Zhu Min. Pero este, hasta ahora desconocido, economista chino podría estar en posición de tomar decisiones que le afectaran a usted y a su familia. Sucede que el doctor Zhu podría ser el próximo jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El FMI es la organización creada en 1944 para estabilizar al sistema financiero mundial y que hoy cuenta con 186 países miembros y el poder para imponerle condiciones a los países que requieren de su auxilio económico. Estos últimos solían ser países africanos o latinoamericanos, pero ahora se les han unido los europeos. El FMI jugó un papel crucial en el rescate de Grecia y acaba de publicar un devastador informe sobre la situación económica de España. El Fondo recomienda la inmediata adopción de "amplias y profundas reformas" que incluyen un drástico recorte del gasto público, cambios en el mercado laboral que describe como "disfuncional" y la reestructuración del sistema bancario que "tiene partes muy débiles... y riesgos elevados". El lenguaje del FMI es técnico, las reformas que propone son duras y las consecuencias de estos cambios en la vida diaria de los españoles son enormes. Sus actuaciones en Letonia, Islandia, Hungría y otros países en crisis son del mismo tenor.

Las riendas del FMI las lleva, desde el 2007, Dominique Strauss-Kahn, un político socialista francés, ex ministro de economía y posible candidato a la presidencia de su país en las elecciones del 2012. Su primer periodo como jefe del FMI termina ese mismo año pero, de decidir lanzarse a la presidencia, se vería obligado a dejar el cargo mucho antes. Strauss-Kahn ha insistido en que piensa quedarse en el FMI, pero también ha dicho que bajo ciertas circunstancias "reconsideraría" sus opciones. Obviamente las "circunstancias" se refieren a que sea escogido por su partido como candidato y a su posibilidad de ganarle las elecciones a Nicolas Sarkozy, todo lo cual es difícil y especulativo. Pero esta especulación muestra la ruta que le permitiría a Zhu Min el ascenso al máximo cargo del FMI. De hecho, hace unos meses Zhu dejo su puesto como número dos del Banco Central de China para ir a un cargo creado especialmente para él en Washington como asesor especial de Strauss-Kahn.

Por más remota que sea, la posibilidad que Zhu Min llegue a ser el jefe del FMI ilustra bien cuánto ha cambiado la distribución del poder en el mundo. Hasta hace poco era inimaginable que un ciudadano chino postulado por el gobierno de ese país -con el indispensable consentimiento del Partido Comunista Chino- pudiese estar a cargo del FMI, el templo mayor del capitalismo global. En cambio, lo que hoy es inimaginable es que eso no vaya a suceder más temprano que tarde.

Que un chino llegue a dirigir el FMI implicaría la anulación de un acuerdo extraoficial pero hasta ahora vigorosamente impuesto por Estados Unidos y Europa al resto del mundo. Según este acuerdo, la presidencia del Banco Mundial (la otra institución financiera creada en 1944 junto con el FMI) estaría siempre en manos de un estadounidense nombrado por su gobierno mientras que en la jefatura del FMI estaría siempre un europeo. Este acuerdo refleja el orden mundial que existía inmediatamente después de la II Guerra Mundial, pero no el de hoy.

China es la nación con las mayores reservas internacionales en oro y divisas, el principal acreedor de Estados Unidos, el principal exportador y, para muchos países, su principal cliente. Es también un país gigante que sigue invirtiendo, comerciando y creciendo a tasas fenomenales mientras que las principales economías del mundo sufren deudas y déficits aplastantes, altos niveles de paro y estancamiento económico.

El FMI necesita del dinero, el apoyo y la colaboración de China. Y si el FMI pone condiciones a los países a cambio de su dinero y de su apoyo ¿por qué no habría China de hacer lo mismo?

De llegar Zhu Min a la jefatura del FMI, el Gobierno chino no solo tendría el control de las principales reservas internacionales del mundo sino también una gran influencia sobre la principal institución financiera del planeta. Esto no quiere decir que Zhu Min sea un simple títere de Pekín. Después de todo, con un máster por la Universidad de Princeton, un doctorado de la John Hopkins y una amplia experiencia en cargos de importancia, Zhu Min cuenta con enorme peso propio. Pero no debe ser malo contar además con el apoyo de Pekín y del Partido Comunista Chino. No sé si Zhu Min llegara a la jefatura del FMI. Pero sé que oiremos hablar más de él. Y que las reglas del nuevo orden financiero mundial serán hechas más en China que en Europa.